Viajó de un continente a otro.
Se adaptó a un nuevo compañero.
Superó graves problemas de salud.
Pero contó con lo principal para hacerlo.
El amor desmedido de sus protectoras.
Un amor al que sabe corresponder
con el simple hecho de existir
y cuidarse mutuamente.
Ángeles Córdoba Tordesillas
Gracias querida poetiza del Alma Humana,del Alma de estos,como tú los llamas, Angeles en la Tierra! Yago, es uno de esos Angeles que llena nuestras vidas!
ResponderEliminarGracias a ti, amiga. Lo sé. Y vosotras la suya, la nuestra.
EliminarUn abrazo.
Adorei!
ResponderEliminarObrigada, Eduardo. Abrazo fuerte.
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